En un meandro formado por el Río Usumacinta, en el actual estado de Chiapas, se sitúa Yaxchilán, una imponente ciudad maya que alcanzó su máximo esplendor durante el periodo Clásico Tardío (600-900 d.C.). Su ubicación, justo en una de las vías fluviales más importantes de Mesoamérica, le permitió controlar la circulación de bienes y personas, así como establecer una red de comunicación entre las Tierras Altas de Guatemala y las Tierras Bajas mayas. Para ello, se valió de varios aliados políticos establecidos en sitios cercanos, tales como La Pasadita, El Chicozapote, Oso Negro, El Kinel, Dos Caobas, Bonampak, entre otros.
Yaxchilán posee una arquitectura típica de la región del Usumacinta, caracterizada por edificios a escala humana con interiores espaciosos y abovedados, así como cresterías de doble muro acanaladas que fueron colocadas en la parte superior de las edificaciones con propósitos ornamentales.
Además, el sitio goza de una gran cantidad de monumentos esculpidos en un buen estado de conservación, entre los que se encuentran dinteles, estelas, altares y escaleras jeroglíficas que manifiestan la historia de Yaxchilán, como aprisionamiento de individuos, rituales, entronizaciones, etc.
Acerca de la historia política de Yaxchilán, sabemos que estuvo gobernada por el linaje de Pa’chan (“Cielo Partido”), según indica uno de los glifos emblema que fue utilizado como título por los gobernantes de este lugar, también conocidos como señores sagrados o k’uhul ajaw.
Las inscripciones jeroglíficas señalan que el fundador del linaje del Cielo Partido fue Yopaat Bahlam I, quien gobernó durante la segunda mitad del siglo IV d.C., aunque las referencias de este momento son muy escasas y fragmentadas. Por el contrario, la información es más abundante para el caso de los gobernantes del Clásico Tardío, particularmente de tres: Kokaaj? Bahlam III (681-742 d.C.), Yaxuun Bahlam IV (752-768 d.C.) y Kokaaj? Bahlam IV (769-800 d.C.), siendo el segundo el más destacado.
Momentos convulsos en Yaxchilán y el gobierno de Yaxuun Bahlam IV.
Existe un vacío de información tras la muerte del gobernante Kokaaj? Bahlam III en 742 d.C., todo apunta a que el trono permaneció vacante al menos durante diez años. Desconocemos qué ocurrió exactamente en ese periodo, pues los monumentos están completamente ausentes. Sin embargo, fuera de Yaxchilán, en sitios como Dos Pilas y Piedras Negras, fueron registrados señores de Pa’chan que pudieron ser contendientes al trono, pero que por enfrentamientos bélicos, fueron capturados y/o asesinados.
Finalmente, en 752 d.C. se consagró como gobernante Yaxuun Bahlam IV,
mejor conocido como Pájaro Jaguar IV, quien fue hijo de Kokaaj? Bahlam III y una mujer procedente de Calakmul, la Señora Uh Chan Lem. Debido a que esta mujer no fue la esposa principal del mandatario, se especula que Pájaro Jaguar IV tampoco fue, en principio, el legítimo heredero al trono, por lo que pudo participar en diversos enfrentamientos para hacerse con el poder mediante el apoyo de varios sectores políticos de Pa’chan. Aun con la inestabilidad que trajo la ausencia de un gobernante durante diez años, Pájaro Jaguar IV inició el despliegue constructivo más sobresaliente en la historia de Yaxchilán, elaborando la mayoría de los monumentos que se conservan en la actualidad.
El edificio más emblemático de la ciudad, elaborado durante el gobierno de Pájaro Jaguar IV, es la Estructura 33 que se desplanta a 155 m de altura y fungió como eje principal del sitio. Se accede a ella a través de una escalinata monumental en la Gran Plaza, desde donde se aprecia su crestería calada, misma que también fue vista por los navegantes del río, según registraron los viajeros del siglo XIX.
Una vez arriba, en la terraza del templo, se aprecia la estela 31 elaborada con una estalactita y la escalera jeroglífica 2 en la que fue registrado un mito acerca de la decapitación de tres seres en un sitio llamado Ik’ Waynal, de carácter inframundano.
El templo presenta tres entradas con dinteles esculpidos en los que aparece
Yaxuun Bahlam IV ejecutando danzas en compañía de otros integrantes de la élite en el marco de su entronización y para conmemorar ciclos temporales.
Según reporta Teobert Maler durante su visita al sitio a finales del siglo XIX y principios del XX, estos dinteles estaban pintados: los fondos eran de color rojo oscuro, mientras que el cuerpo de los individuos representados y los cartuchos jeroglíficos se colorearon de rojo brillante. Los adornos y los atavíos fueron pintados con verde brillante y los bordes de los dinteles con azul oscuro. Desafortunadamente, no queda mucho de esos colores actualmente.
Los últimos años del linaje de Pa’chan.
A finales del siglo VIII d.C. incrementó considerablemente la actividad bélica en varias ciudades mayas, Yaxchilán no fue la excepción. Así lo registran los monumentos de Kokaaj? Bahlam IV, quien emprendió varias guerras contra El Palma, Motul de San José, Sak Tz’i, Hix Witz, La Florida y Piedras Negras con ayuda de sus aliados en Bonampak y Lacanhá. Asimismo, algunos edificios fueron modificados para hacerlos de tipo defensivo y se hallaron puntas de proyectil, especialmente en la Acrópolis Oeste, que dan cuenta de las batallas llevadas a cabo dentro de la ciudad durante este periodo.
La última inscripción del sitio proviene del dintel 10, elaborado por el señor
K’ihnich Tatbu Joloom III en 808 d.C., el último gobernante de Yaxchilán. El monumento, con un estilo rudimentario en comparación con otros dinteles, resulta muy interesante, pues en él se menciona la captura del k’uhul ajaw de Piedras Negras, K’ihnich Yat Ahk II. Tanto las características del dintel, como la captura del mandatario muestran la crisis regional que se suscitaba en aquella época, la cual se vio favorecida por el incremento de la competencia política entre señores menores y gobernantes. Aun cuando no hay información explícita de ello, sabemos que la situación fue insostenible y provocó el paulatino abandono de la ciudad por parte de la élite política durante el siglo IX d.C., quedando deshabitada Yaxchilán y su área de influencia en el siglo X d.C.
Cómo llegar a Yaxchilán.
Una de las rutas más sencillas para llegar a Yaxchilán es hacerlo por carretera desde Palenque hacia Frontera Corozal, poblado situado en los márgenes del Usumacinta. Un vez ahí se debe emprender un pintoresco viaje en lancha río abajo durante aproximadamente 40 minutos. El servicio se contrata con los lancheros en Frontera Corozal y resulta muy provechoso para disfrutar de la flora y la fauna local.
La visita en el sitio dura dos horas, tiempo en el que los lancheros esperan para regresar a los visitantes a Frontera Corozal. Debe tomarse en cuenta que es un entorno selvático, por lo que hay que hidratarse bien, protegerse del sol y de los insectos, y respetar los senderos señalizados en el sitio para evitar percances.
Es recomendable aprovechar la estancia en Frontera Corozal y visitar el pequeño museo de sitio en el que se resguardan dos imponentes estelas procedentes de Dos Caobas, un emplazamiento aledaño. También se aconseja visitar otras zonas arqueológicas de la región como Palenque y Bonampak, particularmente esta última que resulta cercana a Yaxchilán geográfica e históricamente. En ese sitio, además de los monumentos esculpidos, se pueden conocer las magníficas pinturas murales al interior de la Estructura 1, las cuales registran escenas de música y danza, guerras, capturas y, sobre todo, las relaciones políticas establecidas con Yaxchilán a finales del siglo VIII d.C.
¡Un ejemplo extraordinario del arte maya que ha sobrevivido hasta nuestros días!