Recorrer el estado de Michoacán es perderse en una tierra llena de gran riqueza en cultura, tradiciones, costumbres, gastronomía e historia. Existen distintas poblaciones que nos maravillan con su belleza, su gastronomía, su magia y por el pasado que resguardan en cada uno de sus rincones.
Desde Pueblos Mágicos, rutas histórico-culturales, destinos de playa y naturaleza es lo que encontramos en el territorio michoacano. Sin embargo, existen espacios que son poco conocidos y consecuentemente muy poco visitados por quienes desean aventurarse en la región.
Se trata de las zonas arqueológicas de Michoacán. Espacios de gran importancia por la antigüedad que las precede, por la cultura que las fundó y construyó y por la enorme relevancia que, con recelo, se conserva en cada una de ellas. Según describe el inventario estatal de sitios y zonas arqueológicas de Michoacán, se tiene información de que existe un total de 1,800 sitios dispersos por la entidad, entre los que se destacan Tzintzuntzan, Ihuatzio, Tingambato, Tres Cerritos, San Felipe de los Alzati, El Opeño-Cerro Curutarán y Zaragoza en la Piedad.
Desde pinturas rupestres, arquitectura prehispánica, áreas habitacionales, terrazas, palacios, paisajes singulares y objetos arqueológicos, son características de un pasado desconocido y del que se habla muy poco. Por tal motivo, apreciable lector, visitaremos algunos de los sitios más emblemáticos del antiguo Michoacán, turistearemos y recorreremos aquellos lugares que alguna vez fueron poblados por grupos culturales que, con el correr del tiempo, dejaron un legado importante de su historia.
Tres Cerritos
Localizado en las cercanías del lago de Cuitzeo y del pueblo mágico del mismo nombre, se encuentra la zona arqueológica de Tres Cerritos. Un espacio geográfico que según algunos investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Michoacán, este sitio presenta características constructivas similares a las de la antigua ciudad de Teotihuacán en el Estado de México. Asimismo, el lugar antes mencionado, presenta según los expertos una ocupación de dominación tarasca en la región. Efraín Cárdenas y Eugenia Fernández mencionan que “las estructuras arquitectónicas están formadas por un patio o plaza central con edificaciones laterales hacia los cuatro puntos cardinales y sistema constructivo en las pirámides de talud/tablero”.
La plaza central del sitio es el punto principal del que se derivaron las demás construcciones. Tres Cerritos fue considerado un centro ceremonial donde se ubicaron por parte de los arqueólogos, una serie de entierros fúnebres de infantes y otros más en las cercanías de una de las pirámides; por lo cual, el espacio tomaría una importancia relevante como lugar de ceremonias religiosas con características rituales que fueron de mucho significado para los pobladores que habitaron el territorio.
Sin duda, algo que hace totalmente atractiva la región de Tres Cerritos, es que se conjuntan elementos de la cultura prehispánica con aspectos de la naturaleza de la zona lacustre del lago y el pueblo mágico de Cuitzeo, donde se puede disfrutar de la gastronomía local como los charales o el pescado, de la arquitectura de relación teotihuacana del antiguo Michoacán en el sitio arqueológico antes mencionado y de los conjuntos coloniales como el ex convento de Santa María Magdalena, ubicado en el centro de la población.
Tingambato o Tinganio.
Siguiendo la carretera libre que va de Pátzcuaro hacia Uruapan, se localiza en medio de éstas dos, el pequeño poblado de Tingambato. Un antiguo asentamiento que destaca por el sitio arqueológico que le da el nombre al pueblo.
La zona arqueológica de Tingambato, es una de las tantas que se encuentra abierto al visitante, con la intención de dar a conocer lo que alguna vez fue un espacio de importante poder político, religioso, económico y cultural. De acuerdo con los datos históricos e investigaciones de los arqueólogos, el sitio antes mencionado tuvo un periodo de ocupación habitacional entre los años 300 al 900 d.C., conocido también por ser considerado la época Clásica de las culturas del México antiguo, con total predominio de Teotihuacán.
En el sitio mencionado, se encuentra una pirámide que cuenta con todas las características constructivas de talud/tablero, haciendo alusión a las construcciones piramidales del Sol o la Luna en Teotihuacán; un altar central y una cancha para el juego de pelota (característico de las antiguas culturas prehispánicas).
Tingambato resguarda elementos muy importantes de la cultura michoacana, como tal, el juego de pelota, ha sido una de las manifestaciones que hoy en día se muestran en distintas festividades en la entidad. Lo cual, se puede disfrutar y conocer la antigüedad simbólica de dicha expresión.
El visitante podrá conjuntar su recorrido por la zona con la visita a la población de Uruapan “Capital del aguacate”, un espacio donde sobresale el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio o el mismo centro histórico, en el que se destaca la huatápera o la plaza de los mártires de Uruapan.
Ihuatzio “Lugar de coyotes”
Desde la antigüedad, la población de Ihuatzio comenzó a tener una relevancia importante en el panorama del Michoacán prehispánico. En la Relación de Michoacán, texto elaborado por el fraile Jerónimo de Alcalá hacia el año de 1540, nos narra la historia del pueblo tarasco, sus gobernantes, los espacios conquistados y las principales ciudades de su reino. Entre ellas, destaca la ya mencionada, por ser durante el gobierno de Tariacuri (gobernante tarasco que dividió en tres sedes capitales el reno) una de las capitales de Michoacán.
Como lo menciona el historiador César Tello, en su artículo Zona arqueológica de Ihuatzio, “actualmente es un sitio obligado para los turistas y apasionados por la historia de Michoacán”. Ihuatzio, resguarda entre sus rincones una serie de vestigios arqueológicos, que nos demuestran la magnificencia del pasado que tuvo, de su importancia y del espacio geográfico estratégico en el que se ubica por tener una vista panorámica al lago de Pátzcuaro.
Según la Relación de Michoacán, señala que hubo distintos gobernantes que hicieron de Ihuatzio una capital de gran esplendor y poder. Entre lellos se encuentra Hiripan (fundador del reino y gobernante), Ticátame, Tucúruan y Paquíngata (último gobernante a la llegada de los españoles).
Tzintzuntzan “Lugar de colibríes”.
Sin lugar a duda uno de los pueblos mágicos imperdibles en la visita a Michoacán. Tzintzuntzan tiene el encanto de ser un poblado donde la historia y la cultura se unen para dar un toque de magia y de viaje en el tiempo.
Artesanos que exhiben y venden sus piezas más emblemáticas del arte michoacano, herederos de un pasado lleno de gloria por ser la antigua capital de Michoacán desde antes de la llegada de los españoles, y gracias al obispo Vasco de Quiroga, Tzintzuntzan se convertiría en el primer espacio de la evangelización y de la fusión cultural con la enseñanza de nuevas técnicas que perfeccionarían las artesanías locales.
En las laderas de los cerros Yarahuato y Tariaqueri, se encuentran cinco basamentos piramidales conocidos como Yácatas, construcciones que alguna vez pertenecieron a la sede principal del poder político, religioso y económico del poderoso imperio Tarasco. Originarios del linaje Uacúsecha (señores águila), los Tarascos fue uno de los últimos grupos culturales que junto con los mexicas de la antigua Tenochtitlán, dominaron el gran territorio mesoamericano.
Visitar Tzintzuntzan, es disfrutar de su panorámica al lago de Pátzcuaro desde la zona arqueológica, conocer el museo de sitio de las Yácatas; recorrer las construcciones coloniales que fueron el punto de partida de la evangelización en Michoacán como es el antiguo convento de Santa Ana y su museo comunitario, en el cual, visitarlo es adentrarse a la manera en que vivían los frailes franciscanos de la región.
¡¡Te invitamos a recorrer esta breve ruta del Michoacán Antiguo, te va a encantar… Vive tu Aventura!!