Originalmente era llamado Necotlán, que significa ‘lugar de aguamiel de maguey”, se encuentra a 13 kilómetros al suroeste de la ciudad de Morelia; cuyas casas están edificadas sobre una loma y al pie de la misma, el cual tiene sus orígenes con el antiguo pueblo pirinda.

Fueron los mexicas quienes llamaron así a este grupo de naturales que habitaban ciertas regiones en el actual Estado de México y que posteriormente llegaron al territorio de los tarascos,estableciéndose en lo que hoy es Charo, Indaparapeo, Jesús del Monte, Santiago Undameo y Huetamo. Fray Mathías de Escobar menciona en su obra Americana Thebaida, que el idioma de los pirindas se preservó a pesar de que rendían tributo al Cazonci, y no se mezcló con la lengua tarasca.

La orden de los frailes Agustinos fue la encargada de edificar un modesto convento para atender las necesidades espirituales de la población en la segunda mitad del siglo XVI, erigiéndose el templo en honor al apóstol Santiago en la parte más elevada de la loma. Este recinto religioso es de una sola nave que termina con un ábside poligonal, algo común que presentan estas construcciones del siglo XVI. En su interior sobresale el altar principal de estilo neoclásico estando una representación pictórica de la Virgen de Guadalupe al centro y en la parte superior del nicho aparece la escultura de Santiago Apóstol con un resplandor detrás de él.

Otra obra artística que llama la atención del espectador es un cuadro al óleo sobre tela de las ánimas del purgatorio, cuya fecha en que se elaboró no aparece, ya que en la parte inferior de la escena de este tercer espacio ultraterreno viene la siguiente leyenda: A devoción del Señor Presbítero Don Doroteo Zamora se retocó el 28 de abril de 1896. En el espacio concerniente al purgatorio aparecen cuatro almas suplicando auxilio, mientras que arriba de ellas podemos apreciar los distintos cargos de los promotores de la fe católica, como los frailes, una religiosa, un obispo y un papa con su tiara. En el área superior de toda la composición se encuentra la Virgen del Carmen ofreciendo su escapulario como medio de salvación para las ánimas.

El Templo de Santiago Apóstol cuenta con un atrio para el disfrute de quienes lo visitan y contiguo a éste, sobresale una plaza de regular tamaño rodeada por portales que lamentablemente la mayoría de ellos perdieron el valor histórico de su arquitectura. Cerca de la plaza está una tienda digna de ser visitada, pues ahí todavía conserva su esencia, su originalidad, ya que tiene el añejo mobiliario de madera, los tradicionales dulces típicos y los aromas que en conjunto exaltan la identidad del lugar.

Finalmente, se pueden apreciar algunas construcciones de adobes con techos cubiertos por tejas de barro, puertas y ventanas tableradas que pese a la modernidad siguen de pie, siendo mudos testigos de la vida campirana que envuelve a esta tierra pirinda, un pedacito del municipio de Morelia que es digno de ser visitado, con el pretexto de pasar un día familiar en la Presa de Umécuaro que queda a escasos minutos de este bello lugar.
