El cine es un malabarista sobre una cuerda floja llamada realidad
– José Izguerra
Esta reseña está dedicada a Sofía Ortiz de Rosas, que ama las películas del género comedia romántica, especialmente las viejitas. Recuerda que si quieres que analicemos una película, saga, serie o género, simplemente déjanos tu comentario al final del artículo y lo haremos con gusto. Vayamos pues, por estas cintas imperdibles.
Ya he hablado de este género antes, incluso fue uno de mis primeros artículos para Juglares (puedes leerlo aquí) y mencioné que no necesariamente se tienen que esperar finales dulcificados como algodones de azúcar o tan fáciles de intuir que no provocan nada. Sin embargo hoy, de las cuatro películas a analizar, la primera y la tercera, caen en los lugares comunes, los clichés de este tipo de películas y las clásicas referencias romantiqueras. Las otras dos, son más singulares.
Todas fueron elegidas por su calidad en algún ámbito, el guión, la dirección, las actuaciones o la trama y por supuesto, por su antigüedad. Aunque la última es de esta década, ya tiene 7 años desde su estreno y es buen tiempo para considerarla en esta lista. También es importante decir que iremos de la más vieja a las más actual. ¡Ojalá que las disfruten todas!
CUANDO HARRY CONOCIÓ A SALLY, Rob Reiner, 1989.
Esta es de esas películas que no son excelentes en fotografía ni en dirección, que no ganarían un premio a mejor película en canes y mucho menos sus aplausos, pero que podrías volver a ver infinitamente. Tiene un ángel propio, un toque sensible que toca ciertas fibras. Harry Burns (Billy Cristal) y Sally Albright (Meg Ryan) se conocen por un viaje que comparten siendo jóvenes y a pesar de no caerse muy bien en esa primera impresión, se siguen viendo ocasionalmente en el futuro, hasta que se vuelven muy cercanos.
Este metraje nos llega por la empatía, porque a todos nos ha pasado que conocemos a alguien que en un primer momento no nos agrada. Sin embargo, con el pasar de los años la relación crece y todo se transforma. También es muy interesante analizar los contextos de aquel entonces, con las perspectivas machista del hombre y la sumisa, permisivamente más sensible de la mujer. Perspectivas asimétricas de ver el amor y el deber ser del mismo.
En general es un oasis en las arenas desérticas de otras películas románticas. Es divertida, se nota a distancia la química entre actores. También se distingue cómo el hombre es más atractivo por motivos externos a su belleza física en el primer contacto. Con esto digo que la mujer es valorada muchísimo por su imagen física, claro que después de esa primera impresión demuestran su verdadero valor. Por el contrario los hombres pueden no seguir el canon estético mundial, pero sus cualidades de personalidad se vuelven la primera carta de presentación; con el tiempo parecen guapos.
La recomiendo ampliamente por su simpleza, por sus saltos lineales en el tiempo, por los errores claros que cometemos al amar, por el aprecio de la persona por la persona misma, por entender que amar duele, que no todo es felicidad. Y les diría, pongan atención a la parte donde Harry habla sobre el alto o bajo mantenimiento de las mujeres, tal vez conocen a alguien de alto mantenimiento que se considera de bajo mantenimiento.
ANNIE HALL, Woddy Allen, 1997.
En esta lista, esta cinta es la más inteligente de todas. En dos sentidos: en el magnífico guión y en sus bromas intelectuales sin necesidad de absurdos. Woody Allen se convierte en uno de los cineastas más relevantes de la historia del cine a partir de esta cinta. Una historia de autor, con innovaciones cinematográficas, un parteaguas. Entre sus novedades están: romper con la cuarta pared y hacer que el personaje principal hable directamente con el espectador, pantallas dobles, animación y hasta subtítulos en diálogos para manifestar lo que realmente pensaban los personajes.
Allen es el personaje principal (Alvy), el escritor y el director, cubriendo todos los papeles con gran maestría. El largometraje (muy largo, por cierto, aunque fluido) es magnífico porque parte de la premisa de que todo puede ser peor. Un pesimismo bastante arraigado. Se representa en un diálogo donde Alvy dice (parafraseo), que “sólo hay dos tipos de humanos, los horribles y los miserables”. Esa trágico pensamiento se ve altamente contrastado por la luminosidad que el amor le aporta a la vida de cualquiera.
Annie (Diane Keaton) y Alvy, personas absolutamente neuróticas, con compulsiones claras y la costumbre de sobreanalizar todo a su paso, se ven envueltos en los brazos del amor. En esos brazos donde siempre vive la espontaneidad casual de encontrar sin esperar a la pareja ideal. Esos brazos donde el otro se vuelve objeto de deseo, se quiera o no entender que al desear no se puede apreciar la alteridad de otra manera. En esos brazos farmacológicos que calman y envenenan, que son estabilidad pacífica y codependencia.
La recomiendo por su sátira snob, sus ironías políticas y sociales (que hoy serían censuradas), por lo atípico de un amor entre “raros”, por las referencias al psicoanálisis de Freud, por hablar abiertamente del sexo como un elemento natural y partícipe en la relación de pareja y por supuesto, por todos los espacios cinematográficos donde el amor se vuelve un medio para explotar los días comunes.
AMORES, ENREDOS Y UNA BODA, Clare Kilner, 2005.
Esta es una película donde la protagonista Kat (Debra Messing) tiene que ir a la boda de su hermana menor y en vez de representar una alegría, se torna estresante por no haberse casado primero. Por ello decide contratar a un gigoló (de los caros, vale precisar) para que pase como su pareja en la boda y fiesta.
Como cualquier situación en la vida, no se puede contemplar todas las posibilidades que pueden derivar. Nick (Dermot Mulroney), el escort contratado, es más hábil de lo que se espera en cuestiones de amor y seducción de cualquier tipo de público. Ella va cediendo a sus encantos, a pesar de saber que son fingidos. Por supuesto la línea entre la fantasía y lo real es muy delgada.
Las cosas se complican siempre que está de por medio el amor. Y aquí todo se enreda. Es mejor que la veas para que entiendas el entramado que hay ahí. Es un clásico imperdible entre las películas de este género.
La recomiendo por sus deficiencias. Suena loco pero así es. O sean, su exagerada muestra de perfección y entendimiento en una pareja; por la presión moral que siente una mujer por casarse, por cumplir el sueño de su vida; por dotar de casi todas las cualidades de empotrador seductor a Nick, ese príncipe azul “real”, de carne y hueso; por mostrar interés en la ética de un personaje que vive de lo anti ético. Es ágil, directa y no se entretiene en tonterías. ¡Ojalá te guste!
AMOR Y LETRAS, Josh Radnor, 2012.
Primero, si acabas de salir de la universidad o como para mí, fue una gran etapa de tu vida, ésta película te pondrá melancólico. Se trata del amor entre una universitaria y un hombre en busca del sentido de su vida que le lleva varios años a la joven. Se conocen por la vía de siempre: la casualidad. Es la madurez intelectual de ambos que los lleva a interesarse en una relación. Nos muestra la cinta el apego insano de Jesse (Radnor) sobre Zibby (Elizabeth Olsen) y cómo la diferencia de edad no es problema en las relaciones, en cambio, cómo sí lo son las circunstancias.
La relación de los personajes se vuelve epistolar; tiene que sobrellevarse por medio de cartas, dada la distancia que los separa. Esta dificultad, la ausencia física del amado, es bien aprovechada como recurso fílmico, pues las cartas presentan fuertes cargas emocionales y se impulsa con una banda sonora genial, diseñada para escapar del ruido citadino, así como de la feroz rapidez de la vida moderna.
Las cartas se vuelven el sustento del amor. Un amor idealizado desde el intelecto. Pero hay momentos de tensión imperdibles, por ejemplo cuando departen sobre un libro del género juvenil, donde se exhiben sus diferencias. Ella arguye que aunque es un libro simplón y con poco aporte, lo pudo disfrutar en su banalidad. Por su parte, él no puede creer que alguien pierda parte de su vida en esas letras. Esto evidencia lo que pasa al estar en pareja, cuando se crean conflictos de cosas ínfimas y sinsentidos.
La recomiendo por su banda sonora, por sus giros suaves de trama, por la actuación de Olsen, por su encanto natural y por el intento de salir de lo habitual. El final es un guiño a la realidad, a la necesidad de alejarse de los finales clásicos con boda e hijos. No digo más. ¡Que la disfrutes!
EL LADO OSCURO: De la primera señalo el lado oscuro real de las relaciones, ese “no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos” o casi lo perdemos. De Annie Hall no tengo nada que decir en este punto. En cuanto a la tercera, lo oscuro sería su necesidad de concluir tipo Hollywood o telenovela. Y sobre Amor y letras, resta indicar la falta de lado oscuro, no hay tanta realidad latente en situaciones que lo tiene, como no encontrarle sentirlo a la vida o en mantener una relación a distancia.
CALIFICACIÓN:
Cuando Harry conoció a Sally – 8 Annie Hall – 9.5 Amores, enredos y una boda 7 Amor y letras 8.5
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