Sus monumentos, templos y conventos, sus plazas públicas y antiguas casonas nos hablan de un pasado lleno de grandeza, ennoblecida por sus edificaciones arquitectónicas de cantera rosa. Digna de honorables títulos como el de Valladolid, posteriormente Morelia gracias a su hijo predilecto. Merecido nombramiento que le da importancia a nivel internacional al ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año de 1991.
Es Morelia, la ciudad de la cantera rosa y cuna ideológica de la independencia de México. Tierra de importantes personajes que nos dieron patria e impulsaron con base en las armas, un movimiento que proclamaría la libertad, la justicia y la igualdad. Conocer la capital michoacana es adentrarse a la historia, la cultura, la vida de ilustres personajes que transitaron por sus calles, monumentos y casonas domésticas. De la mano del hijo predilecto de la ciudad Don José María Morelos y Pavón, recorreremos la urbe que vio nacer al personaje fundamental en la lucha por la independencia de nuestro país.
José María Teclo Morelos y Pavón, nació en la antigua Valladolid hoy Morelia el 30 de septiembre de 1765, en un antiguo recinto hospitalario administrado por la orden religiosa de los agustinos; monumento imperdible en la visita a la capital michoacana.
La hoy Casa Natal de Morelos, es un museo dedicado a la vida del héroe de la independencia, en él, encontraremos distintos objetos como cuadros artísticos que nos dejan ver cómo pudo haber sido su vida de niño y su juventud; el recinto cuenta con una importante biblioteca que conserva libros de la vida del personaje e historia de la antigua Valladolid. Vale la pena darse un tiempo para conocer el animatrónic con el que se cuenta, con una duración de ocho minutos los visitantes conocerán el pensamiento e ideología de Morelos en su lucha independentista.
Siguiendo con nuestro recorrido entre las calles morelianas, nos encontramos con un espacio importante en el ámbito de la educación y la formación de pensamiento humanista. Se trata del Colegio de San Nicolás de Hidalgo, antigua edificación colonial que tiene su origen remoto en la ciudad de Pátzcuaro. Impulsada su conformación por el obispo Vasco de Quiroga en el año de 1540 para educar a los indígenas de la región. El Real Colegio de San Nicolás, sería trasladado a la ciudad de Valladolid en el año de 1580 para proseguir con sus funciones educativas en la capital española y fusionarse al ya existente Colegio de San Miguel Guayangareo.
Visitar el afamado colegio, es transitar los pasillos que en alguna ocasión caminó el cura Miguel Hidalgo y Costilla en sus diversas funciones al interior de él. Estudiante, profesor, tesorero y Rector de dicha institución en su paso por la ciudad vallisoletana. El cura José Ma. Morelos hacia el año de 1790 se integraría como alumno del Real Colegio de San Nicolás para iniciar sus estudios de bachiller y posteriormente continuarlos en el Seminario de la urbe colonial.
En el interior del alma mater de la Universidad Michoacana de San Nicolás, encontraremos una escultura de bronce donada en el año de 1887 por el entonces presidente de la república Porfirio Díaz. En la planta superior de la institución, es digno de visitar la Sala Melchor Ocampo y adentrarnos en la historia del que fuera la mano derecha de Benito Juárez, autor intelectual de las Leyes de Reforma y gobernador de Michoacán hacia el año de 1847.
Continuando con nuestro trayecto, sobre la antigua Calle Real, hacia el año de 1770 y frente a la Catedral de Valladolid hoy Morelia, se concluyó la construcción de un edificio de importancia para la urbe y sobre todo para el obispado de Michoacán. El Real y Pontificio Seminario de San Pedro. El arquitecto encargado para la construcción de tan imponente obra financiada por la Iglesia, sería un vallisoletado de origen mulato; su nombre fue Thomas de Huerta.
Vistar el hoy Palacio de Gobierno del Estado de Michoacán, es perderse entre sus corredores que nos permiten observar con detalle la amplitud de sus patios, la arquitectura colonial que bien conservada vislumbra a visitantes locales y extranjeros. Adentrarse a la historia del antiguo Seminario es hacer distinción en notables alumnos que transitaron por sus aulas y pasillos, entre los que destacan: los hermanos Mariano, Nicolás y Juan José Michelena, Mariano Abasolo, Agustín de Iturbide, Ignacio López Rayón o José Ma. Morelos y Pavón, por mencionar algunos.
Hacia 1960, el pintor michoacano Alfredo Zalce plasmaría en los muros de la segunda planta del Palacio de Gobierno, tres murales que nos hablan de la historia de la ciudad de Morelia, las tradiciones culturales y regiones de Michoacán y los acontecimientos más importantes de la Historia de México.
Muy cerca del antiguo seminario, nos encontramos con un espacio importante de los albores de la independencia de México. En la actualidad la edificación alberga un conocido banco, el BBVA Bancomer. Sin embargo, a principios del siglo XIX esta casona de arquitectura afrancesada del periodo porfiriano, fue la conocida Casa de la Conspiración de Valladolid de 1890. Hoy en día solo podemos apreciar el exterior del inmueble, su monumental arquitectura perfectamente conservada y un relieve donde se muestra a los conspiradores vallisoletados discutiendo la creación de la junta gubernativa a mediados de 1809.
Recorrer la ciudad de Morelia a pie es la mejor opción para disfrutar cada uno de los monumentos históricos de los que hemos mencionado, cada detalle e historia que se cuenta por sí sola al ver la monumentalidad y su aspecto arquitectónico de invaluable valor.
La antigua Valladolid, celosa de su antepasado, sigue resguardando adecuadamente tanto sus espacios religiosos, sus plazas públicas como espacios de reunión y socialización, pero sobre todo, sus espacios de libertad. Ciudad importante durante la época colonial y más aun durante los albores de la lucha de independencia, así como en el inicio del mismo movimiento armado. Cabe resaltar también que Morelia fue la cuna de la ideología de independencia y cuna de nacimiento de importantes personajes que nos dieron patria, entre los más destacados se encuentra José Ma. Morelos y Pavón, los hermanos Michelena, García Obeso o el mismo consumador de la independencia Agustín de Iturbide.