Primero viajero antes que Historiador.

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A lo largo del tiempo hombres y mujeres han soñado con viajar y conocer el largo y ancho de este mundo. Existen, desde la antigüedad, fuentes que inclusive hablan de expediciones fuera del planeta. El ser humano siempre ha deseado conocer nuevas tierras, nuevos horizontes llenos de aventuras. En Occidente conocemos las travesías y relatos de Heródoto de Halicarnaso (484-425 a. C.), considerado el padre de la Historia y uno de los viajeros más populares en la historia de la humanidad. Sus relatos, aunque plagados de leyendas y digresiones, son un bello testimonio histórico cultural sobre el modus vivendi y la cosmovisión de los muchos pueblos que existieron en la antigüedad.

Herodoto
Herodoto, padre de la historia.

Desde entonces han existido algunos aventureros que, a través de sus plumas, dibujos o fotografías, han dejado huellas que nos han permitido conocer otros pueblos y otras partes del mundo en distintas épocas. Es aquí cuando podemos preguntarnos, ¿cómo hicieron esos hombres y mujeres para realizar sus travesías en tiempos donde aún el mundo no era del todo documentado? Pues bien, como hoy en día, poder realizar un viaje, corto o duradero, conllevaba altos costos económicos y de organización. La gran mayoría de aquellas expediciones, realizadas siglos atrás, fueron costeadas por vendedores y monarcas que deseaban encontrar nuevas rutas comerciales y tierras por conquistar.

Marco Polo (1254-1324), por ejemplo, fue un comerciante veneciano que realizó algunos recorridos por Asia en el siglo XIII con la intención de revender productos chinos en Europa, y quien tuvo que viajar a algunas partes del norte de China y sur de Mongolia. Siglos atrás, especialmente en el siglo VII, un monje budista chino llamado Xuanzang (602-664), había realizado una hazaña aún más impresionante, recorrer por 17 años la India. Sin embargo, dicha travesía no hubiera sido posible sin los apoyos que Xuanzang recibió de jerarcas y de los pobladores tanto de varias partes de China como de la India.

Marco Polo
Marco Polo

Si de viajeros hablamos, debemos mencionar a la fotógrafa y escritora estadounidense Eliza Ruhamah Scidmore (1856-1928) quien, gracias a los patrocinios de un hermano político y al de la National Geographic Society, tuvo la oportunidad de viajar a Alaska, India, China y Japón, experiencias que resultaron en varios libros, artículos y fotografías publicadas en la National Geographic Society. Podríamos escribir páginas y páginas sobre la vida y las aventuras de muchos viajeros a lo largo del tiempo pero, no es, por ahora, nuestra tarea. Hablaremos de algo muy importante en la formación del historiador: los viajes.

Eliza Scidmore
Eliza Scidmore según ilustración de Bijou Karman para National Geographic. Fuente: Dianaparsell.com

En un mundo tan globalizado como en el que vivimos, la información llega en cuestión de segundos de un lado del planeta a otro. En los últimos años han surgido, gracias a las redes sociales, un número muy elevado de viajeros que muestran sus aventuras a sus pequeñas y grandes audiencias. Muchos de ellos han sido capaces de monetizar y vivir de viajar. En México tenemos el ejemplo de “Luisito Comunica”, Youtuber que ha permitido a muchos conocer el mundo a través de su cámara. Es gracias a él que, a modo personal, me he inspirado a documentar mis recorridos a través de redes sociales.

Ante estas nuevas formas de explorar, conocer y documentar el mundo, los historiadores tenemos un reto enorme: dar a conocer el conocimiento de formas más sencillas a través de las nuevas tecnologías. En nuestro país hay una gran cantidad de vestigios arquitectónicos que refleja la rica historia de Mexico, pero a menudo pasamos por alto los sucesos, tanto pequeños como grandes, que ocurrieron en estos sitios. Desde monumentos, ex-haciendas, conventos, iglesias, archivos históricos, hasta ruinas prehispánicas y tumbas o nichos del siglo XIX. Cada rincón guarda un pedazo de historia que merece ser contado.

La formación del historiador no solo debe estar centrada en los archivos y bibliotecas. Debe forzosamente viajar para tener conocimientos sólidos del pasado y entender a sus personajes y objetos de estudio. Debe documentar a través de su cámara y su pluma los vestigios arquitectónicos de siglos pasados. Debe contar esas historias que están guardadas en esos viejos documentos dentro de los archivos, y crear, en vídeos, escenarios ad hoc. Debo mencionar que esto no es una tarea fácil. Como se mencionó anteriormente, los viajeros del pasado obtuvieron patrocinios para realizar sus hazañas. El historiador hoy día no solo debe de contar con estos para realizar sus viajes, sino también para adquirir todo el equipo electrónico necesario para documentar dichas historias.

Y es a partir de este punto donde comienza la mía. Durante los últimos 4 años, es decir, desde el inicio de la pandemia, me planteé como propósito hacerme de un estudio de grabación para contar las historias que había estudiado y entrelazado durante mis años de estudiante. Sin embargo, pensé que algo faltaba. Así como “Luisito Comunica”, yo llevaba años viajando por todo México, aproximadamente desde el 2011, pero con una gran diferencia: sin documentar nada de mis aventuras. ¡Oh, craso error!. Que Clío me perdone, puesto que soy HISTORIADOR. Fue entonces que decidí volver a hacer mis aventuras, ahora ya con todo un equipo especializado. Todos estos años de viajes comenzaron desde cero.

Viajando con mi amigo Herodoto
Viajando con mi amigo Herodoto.

Mi estancia como estudiante de Maestría en el Colegio de San Luis me dejó una sólida formación como investigador y como difusor. Como mencioné, fue a partir del 2020 que tomé con mayor seriedad la idea de iniciar un ambicioso proyecto de viajar y documentar, de la forma más rigurosa posible, mis aventuras por ciudades, pueblos, haciendas, ruinas y panteones antiguos de todo México. Mi oficio me ha permitido viajar por muchos lugares y conocer a demasiadas personas. Si algo he constatado en tanto tiempo es que el historiador es bien recibido en cualquier lugar donde vaya.

  • Paisajes de Coahuayutla, Guerrero, en la Sierra Madre del Sur.

Ello me recuerda a un viaje en particular que realicé en mayo de 2023. Desde el año 2022 tenía planeado viajar al pueblo de Coahuayutla, Guerrero, en la Sierra Madre del Sur. Tenía noticias de la existencia de unas tumbas monumentales del siglo XIX. Me costó poco más de un año realizar aquella empresa, puesto que, por diversos motivos, cancelaba el recorrido. Debo decirlo, pero la gran mayoría de aquellas cancelaciones se debieron a temas de seguridad. El primer punto que debe tener en cuenta el viajero y el historiador. Fue así que, perdiendo el miedo, subí a la sierra para conocer aquellos vestigios arquitectónicos. Aún recuerdo todo como si hubiera sido ayer. No saben la gran cantidad de paisajes hermosos que hay allá arriba. Quedé impresionado por la gran cantidad de arroyos y palmas que, en conjunto, formaban un oasis en medio de las montañas.

Cuando llegué a mi destino hice el recorrido y estudio del panteón, horas después bajé al pueblo, donde todo el mundo se me quedaba viendo. Cabe señalar que iba de camisa, mezclilla, botas, sombrero y chaleco de piel, vestimenta poco usual entre los habitantes de Coahuayutla. Ya en el pueblo platiqué con varias personas que, agradecidas por mi labor de investigación y difusión de su historia, me invitaron a quedarme más tiempo para que así mi tarea estuviera más completa. Hasta el día de hoy recibiendo invitaciones de los habitantes de aquella tierra, quienes agradecen que un historiador los haya visitado con el afán de dar a conocer la historia tan rica que tienen en su pueblo.

Panteón municipal de Coahuayutla, Guerrero.
Panteón municipal de Coahuayutla, Guerrero.

Como esta aventura tengo muchas por todo el país, así como en España, donde viví algunos meses. Espero seguir viajando muchos años más para seguir documentando el pasado, que aún sigue ahí, en espera de un viajero historiador que lo rescate de las tinieblas del olvido. Espero que este humilde escrito sirva de prefacio para la nueva aventura en la que ahora me embarco. Y recuerden que, en:

México, cada rincón es un pedazo de historia.

Historiador Samuel Magaña
Historiador Samuel Magaña

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