Y de pronto tras doce horas de viaje por carretera, rectas extenuantes y unos aproximados 966 kilómetros de travesía, ¡por fin llegamos!… Por azares del destino estamos en uno de los rincones de nuestro gran país, frente a nuestros ojos encontramos la maravillosa ciudad que el ídolo de las multitudes, Rigo Tovar, describió como “una linda región a orillas del Río Bravo” e inmortalizó en la letra del éxito musical “Mi Matamoros querido”.
Sin lugar a dudas una Heroica Ciudad que tiene mucho por ofrecer a las personas que tienen la fortuna de visitarle, su historia es amplía y trascendental para el país, llena de elementos culturales compartidos con su hermana norteamericana Brownsville, Texas, como la música, el idioma, la arquitectura y su gastronomía. Llena de personas amables con los visitantes y con un gran gusto por recibir no solo a los nacionales que recalan en ella para descansar y continuar sus largas travesías hacía las ciudades norteamericanas, sino también con los hermanos migrantes centroamericanos que anhelan cruzar por alguno de sus puentes internacionales con la esperanza de lograr el anhelado sueño americano.
Matamoros está convertida en una ciudad donde contrario a lo que podríamos pensar se respiran aires de paz y tranquilidad, que ofrece espacios vastos para el arte, la historia y la cultura, tiene recintos exclusivos para tales manifestaciones como el Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas -sitio que alberga una importante cantidad de exposiciones de artistas locales, nacionales y de otras latitudes del mundo, lugar que por cierto acaba de cumplir su 50 aniversario-, el Instituto Matamorense para la Cultura y las Artes –auditorio, biblioteca, librería y cineteca-, el Museo de Rigo Tovar –donde se exponen desde prendas que el ídolo matamorense usó en los escenarios, portadas de discos, materiales fonográficos, documentos oficiales y una serie de fotografías inéditas-, el Museo del Ferrocarril de Matamoros –museo y centro documental-, el Museo del Agrarismo Mexicano –único en su tipo por la temática vanguardista al abordar desde diferentes aspectos pocos vistos del movimiento revolucionario mexicano de 1910.
Además de observar y conocer el arte y la historia de esta ciudad en sus museos, también se pueden ver en cada una de sus calles y bulevares que a través de murales -los de la parte posterior del Museo de Rigo Tovar, los del centro de la ciudad, o en la parte frontal de la copa de almacenamiento de agua de la Junta de Aguas y Drenaje- , casas – la Casa Cross, una hermosa edificación de 1885 que es muestra de la influencia económico-social que los habitantes del sur de Texas han tenido sobre el Estado de Tamaulipas-, parques –el Parque Olímpico, Cultura y Conocimiento que alberga una monumental escultura denominada “La Gran Puerta de México” en honor al sobrenombre de la propia ciudad de Matamoros, obra del artista mexicano Sebastián-, dan muestra de ser una capital del conocimiento y la apreciación.
Mención especial merece la famosa “callejoneada de la Calle 9”, evento que se realiza todos los viernes al caer la noche, precisamente a lo largo de esa vialidad ya cuando el sol sofocante ha dado tregua, dando inicio a las puertas del Museo del Ferrocarril de Matamoros y concluyendo en los alrededores del afamado Mercado Juárez. A lo largo de cinco cuadras cada semana se dan cita desde grupos musicales norteños, rockeros, bluseros hasta comparsas como la del equipo de futbol Gavilanes de Matamoros; se cuentan además artesanos, expositores locales que incluyen una amplia y variada muestra pictórica, escultórica, escénica y gastronómica con colores, sabores y olores únicos, y desde luego vecinos de la propia ciudad y del valle de Texas que con singular alegría y devoción se reúnen para darle vida a tan especial evento.
Finalmente, y antes de partir de esta ciudad que nos robó el corazón pudimos reflexionar acerca de lo bello que es vivir en un país tan diverso y rico en todos los aspectos. La Heroica, Leal e Invicta Matamoros es muestra de trabajo y progreso, es ejemplo de una sociedad conformada por habitantes de todas las regiones del país que encontraron la felicidad y bienestar a orillas del Río Bravo, hermoso lugar donde todos tienen la oportunidad de una vida prospera.
“Mi Matamoros querido” espero pronto poder exclamar “Oh que gusto de volverte a ver”.