Jacona es uno de los municipios más pequeños de Michoacán. Está ubicado al occidente del estado, al sur de Zamora. Ambas ciudades se unen por una anchurosa calzada cubierta de altos y centenarios eucaliptos y sólo las separa un canal que desvía las aguas del río Duero desde los años porfirianos. Destaca por la producción de frutos rojos y su abundante agua repartida en manantiales, presas y ríos.
Antes de conocer el museo y el bello edificio que lo alberga, hay que considerar algunas pinceladas de su historia.
Uno de los asentamientos humanos más antiguos de México.
Jacona es una población prehispánica, aunque oficialmente su fundación se conmemora el 5 de noviembre de 1555. Su nombre significa “lugar de encuentro”, y fue un importante señorío en la frontera poniente del imperio tarasco, al que perteneció.
Pero mucho más antiguas son las tumbas de tiro o del Opeño, encontradas al sur del municipio y que arqueólogos han datado del 1500 al 900 a. C. El lugar lleva poblado desde tiempos inmemoriales, considerándosele uno de los asentamientos sedentarios más antiguos de México.
Al sur de Jacona está el enigmático cerro llamado Curutarán con forma de pirámide. Significa “punta donde los dioses juegan pelota” y fue un importante centro ceremonial. En él se han encontrado petro grabados más antiguos que las tumbas del Opeño; todavía hoy, la gente sigue buscando piezas arqueológicas y míticas cuevas.
Jacona y su apellido.
Desde 1956, el municipio lleva por nombre Jacona de Plancarte en honor al sacerdote y benefactor del pueblo, Antonio Plancarte y Labastida, quien, entre otras cosas, mandó construir colegios (uno de niñas y otro de niños, y uno más para huérfanos), mejorar calles y traer el primer tranvía a Michoacán, que iba y venía entre Jacona y Zamora jalado por mulas. De Plancarte hay una estatua en el atrio de San Agustín en el centro de la población, además de un museo abierto por la Congregación de Hijas de María Inmaculada, que él fundó y que será tema de otra ocasión.
Un edificio inspirado en Normandía.
Cuando joven, Antonio Plancarte estudió en Birmingham, Inglaterra, quedando impresionado por la belleza de los edificios, especialmente del Colegio de Santa María, Oscott y de los chalets normandos. Así, inspirado en aquella arquitectura, mandó construir frente a la plaza un hermoso edificio para fundar un colegio de niñas.
Fue construido entre 1867 y 1875 y rompe con la arquitectura de la región. Resalta por su torre central que remata en almenas románicas y sus ventanas de estilo gótico, además de su cubierta de ladrillos rojos y sus techos de vigas y tejas.
En sus amplios pabellones habitó y tuvo su biblioteca el padre Plancarte, y desde lo más alto observaba varias millas a la redonda. En 1876, durante el movimiento religionero, el general Mariano Escobedo se hospedó en la parte alta del edificio. Después sería utilizado como casa de descanso del obispo de Zamora José María Cázares, donde murió en 1909. Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles se acuerda que sería utilizado para oficinas municipales. En una de sus salas encontramos al:
Museo Comunitario de Antropología e Historia de Jacona.
Donde muy amablemente nos recibió su director Miguel Anaya Peña. Inaugurado en febrero de 1972 como parte de la Segunda Feria de la Fresa, están en exposición casi cuatro mil piezas que han sido donadas por los jaconenses, así como imágenes de las pinturas y petro grabados encontrados en el Curutarán.
La mayoría de las piezas han sido encontradas en el municipio, especialmente en el cerro del Curutarán y los alrededores de las tumbas del Opeño. Sobre su origen, se indica que pertenecen a los pueblos que habitaron alrededor de la cuenca lacustre de Chapala en el periodo preclásico, y de otros lugares más lejanos.
Hay platos de tipo ceremonial, ollas de ofrendas, jícaras, molcajetes, metates, puntas de flecha, navajas y cuchillos de oxidiana, pequeñas hachas; piezas ornamentales como pintaderas, tinteros, puntas de hueso usadas para perforar la piel, cascabeles, colguijes, malacates y collares.
Destacan una pipa para tabaco de la época colonial y las conchas marinas, pero una mención especial merece la réplica de “Los jugadores de pelota”, donada por el artesano jaconense Jesús Chávez. Los jugadores de pelota fueron encontrados en las tumbas del Opeño y han dado la vuelta al mundo durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos.
El museo está abierto de lunes a viernes de 9 a.m. a 3 p.m. y la entrada es gratuita.
¡Anímate a conocer su gran historia!