Desde Zacatecas con amor: crónica fotográfica de un viaje inolvidable.

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¡¡Hola Juglares!! Hoy les comparto un viaje que hice a la bella ciudad de Zacatecas, una joya virreinal de México.

UNA JOYA DEL BARROCO NOVOHISPANO.

La exuberancia del estilo churrigueresco de la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, fue el lenguaje para expresar el esplendor minero de la ciudad virreinal.

El retablo principal, bañado en oro por todos sus lados, fue realizado por el escultor michoacano Javier Marín. Es una obra contemporánea que evoca los retablos barrocos del siglo XVIII, actualizado totalmente con el estilo del artista Marín.

EL GUARDIÁN DE LA CIUDAD CON CORAZÓN DE PLATA.

Juan de Tolosa, uno de los conquistadores de la región, bautizó el Cerro de la Bufa, al encontrarle parecido en su forma, con la vejiga de un cerdo. Emblema de la ciudad platera, reúne varios atractivos para los visitantes: la Capilla de Nuestra Señora del Patrocinio, el ilustrativo Museo de la Toma de Zacatecas, el Mausoleo de los Hombres Ilustres, el tren panorámico y hasta una tirolesa.

EN LAS ENTRAÑAS DEL GRILLO.

Visita imprescindible al Cerro del Grillo, en cuyas profundidades se encuentra la antigua mina de San Eligio, rebautizada después como Mina El Edén. Fue por más de tres siglos, fuente de riqueza en plata y oro, historia de poder, esplendor, injusticia y tragedia a la vez. Hoy es un gran atractivo (con discoteca incluida), que ilustra a los visitantes sobre la importancia de la minería, el ADN de la ciudad.

DE EX CONVENTOS Y CORONELES.

El precioso edificio barroco del ex convento de Santo Domingo, alberga el Museo Pedro Coronel. Sorprendente espacio museográfico con obra del artista, y la fabulosa colección de arte que donó al pueblo zacatecano. Entre los claustros y corredores conventuales, dialogan obras de Goya, Picasso, Miró, Braque y Chagall, entre otras riquezas.

Rescatado de entre sus ruinas, el ex Convento de San Francisco, es sede del Museo Rafael Coronel, quien al igual que Pedro Coronel, también donó parte de su obra, así como una extensa colección de máscaras e impresionantes piezas de arte, procedentes de diferentes culturas del mundo. El rescate del colapsado edificio es en sí mismo una belleza.

ENTRE CÚPULAS, CALLES Y CALLEJONES.

Atrapada en su propio territorio, la ciudad de Zacatecas tiene un terreno irregular, el cual le regala un paisaje encantador. Las calles y callejones zacatecanos, son el marco dentro del cual, destaca la belleza de cúpulas de antiguas iglesias y edificios de cantera rosa. Las callejoneadas son una tradición muy festiva, amenizadas por la tambora zacatecana, y una infaltable burrita que carga mezcal de la región, para animar a los contingentes.

DE MANTELES LARGOS.

El famoso asado de boda recibe el nombre porque, la tradición dice que es un platillo para cuando la gente se casa. Es carne de cerdo en trozo, bañada con un delicioso mole rojo, más dulce que picoso, hecho a base de diferentes chiles y especias. Las guarniciones que acompañan al asado son el arroz y los frijoles. Con los años, en beneficio de propios y extraños, la tradición se extendió a otro tipo de celebraciones, y llegó a la carta de casi todos los restaurantes de la ciudad. Un verdadero placer culinario.

OTRAS JOYITAS.

Al Cubo le sobreviven solo unos cuantos metros de su longitud original, y sin embargo, sus estilizados arcos y los robustos contrafuertes de su estructura, revelan una gran belleza arquitectónica. Se trata del acueducto construido a finales del siglo XVIII, para abastecer de agua a la ciudad. Ahí junto, un ingenioso ejemplo de la recuperación y aprovechamiento de espacios. En lo que fuera la antigua plaza de toros de San Pedro, el lujoso hotel Quinta Real encontró lugar para instalarse, adaptando para ello, cada uno de los espacios taurinos. Como huésped o visitante, vale mucho la pena conocerlo. Su brunch dominical o una copa de noche, muy agradables.

¡¡Vive tu aventura!!

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